Las tres Heridas

domingo, 21 de junio de 2009

TU RISA


Derrotado y sin alegría me hallo amor,
en esta espera la que tu provocas,
ya no siento tu ausencia sólo el dolor
que me doblega e inundándome la boca,


salpica la ira que acumula el rencor,
consuelo del barrunto que tú invocas,
quédate con lo labrado mi sudor
y dejáme morir en lo que tocas,


tu ceguera que niega y conmemora,
el tronar atizado en lo que ignoras,
un jardín que anhela lo exuberante,


y mi corazón que camina errante,
con un estallido atroz sin demora,
ya fenece en una herida sangrante
cuando tu risa consumía a la aurora.

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