Las tres Heridas

viernes, 19 de febrero de 2010

UN RUEGO


La distancia que se desgrana
es la que menos importa,
porque saber que se llega
es como morir queriéndolo.
Tras la debilidad
que acumula la flaqueza,
ríos de espuma envolvente
y cien caballos inalcanzables.
Si es azaroso el descalabro,
enajenar al adoquín que espera,
no sirve mas que para lamer
la sangre que se nos va,
y nos deja sin vida,
y en el camino sed,
con la sed el delirio
que nos cansa y nos hace entender...
lo lento del auxilio.
La casa sola,
el campo solo,
solos los pájaros,
la lluvia,
no, no diré que no me importa
la indiferencia que me restituye,
a galopar y no dejar de hacerlo,
huido, herido
olvidado sin desearlo,
sin merecerlo inaceptado
pero libre,
al fin yo libre,
de toda mano libertadora.

4 comentarios:

  1. Luis:
    No sé si tan libre estés, los recuerdos siempre queman la piel. Aunque la distancia -con los años-nos den su alentadora mano, siempre el sopor de la nostalgia nos invadirá.
    Muy bello amigo mío.
    Besitos.

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  2. Taty, ha pasado el tiempo, y continuo llevando los ojos doloridos, algunas veces de una manera casi sistemática, inmensamente ausentes.

    Gracias amiga de Chile.

    Abrazos.

    Luis.

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  3. Un placer llegar hasta ti, y leerte, precioso poema, me ha encantado. Un fuerte abrazo y feliz domingo.

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  4. María, gracias por seguirme y pertenecer a la Ataraxía, por acompañar mis sensaciones en su lenta mordedura al durísimo cuarzo de la noche.

    Un abrazo grande.

    Luis.

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