Las tres Heridas

sábado, 27 de junio de 2009

CAYUCO


Concluyó muerto sentenciado,
un cordel deshilachado,
ventura y tramontana,
picó de todos los platos posibles
un veneno en la cerbatana
que hace tronchar lo tangible.


Acertar cosa del acierto,
sin un ojo el tuerto,
sermón y homilía,
tratado de conciencia
que suspende jerarquía
y bendice la la demencia.


Levantase un muro trepado,
una escalera de clavel rematado,
la altura que agita el turbante,
un hambre que no es saciada
y machaca al hueso trepidante
una pared que será derribada.

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