Necesaria, acuciante, desvalida
en el otero alcanzado,
y siempre sumergida.
De estela que el aire se nutre y presume,
voraz como una herida perpetua, sola
ante el ser y su asechanza, desecha
en la hirviente muralla franqueada.
Vestida con la dureza que da la piedra inerte
en la utilidad que le cuestionan,
llanto del hombre derrumbado,
templo profanado y la noche oscura,
después del verbo, la vida
que no renuncia y es la que te consume.
Nada sé de tí. Poesía.
¡Ay la poesía!
ResponderEliminarTan bella, tan hermosa...y tan necesaria.
Precioso poema para homenajearla.
Un beso.
Sí, si sabes, sabes sentirla y tus versos lo constatan. Precioso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gustavo Adolfo Bécquer decía que mientras hubiera en el mundo primavera, habría poesía; yo digo que mientras haya alguién que escriba poesía, siempre habrá primavera aunque ésta sea como un invierno frío, de agua y de viento.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Luís. Siempre un placer leerte.
Elena,la poesía es la menor de las muertes, la realidad expresada con unos ojos doloridos para acallar a los cobardes que sólo muestran tinieblas.
ResponderEliminarUn beso compañera.
Luis.
Lola: la poesía es siempre elegía, la razón del ser desahuciado y la aceptación del dolor como lo que nos salva sin trascender.
ResponderEliminarUn beso amiga.
Luis.